Es sorprendente, primero, y motivo de reflexión, después, la rapídisima difusión de los servicios de empresas que se dedican a conectar gente a través de internet.
Por dos motivos, al menos, este envidiable e indudable éxito empresarial debe sorprendernos a quienes, por un lado, nos dedicamos al mundo de la docencia, y, por otro, gozamos ya de una experiencia vital que nos dan unos muy bien llevados añitos.
Por otro lado, las empresas que triunfaban en España y en todo el mundo eran las que ofrecían un producto de consumo atractivo, bien por una hábil campaña publicitaria, bien por su indudable calidad y/o utilidad. Coca-Cola, Michelín, Renault, el jabón Lagarto, El Corte Inglés,Telefónica, ..., no quisiera hacer publicidad gratuita, pero es evidente que todas ellas te "venden" algo práctico que usas en el día a día. Cierto que su consumo puede no ser imprescindible, vital, pero mejora tu forma de estar en el mundo y te ofrece una contraprestación práctica y mundana.
Pero vinieron Steve Jobs, Jeff Bezos, Bill Gates, Larry Page y otros por el estilo y la cosa empezó a torcerse. Empezó, poco a poco, a no hacer falta bajar al bar de la esquina para comunicarse, para comprar, para darse a conocer, para estar en la pomada. La puntilla la representó el santificado Mark Zuckerberg, que hizo de la comunicación a distancia todo un arte, y que nos introdujo ya definitivamente, y puede que irremediablemente, en el mundo de las amistades virtuales; pero después Jack Dorsey y sus amiguitos, y después aún Jan Koum. Vivimos, pues, en dos mundos: el tangible y el virtual, y no sabemos ya muy bien en cuál nos encontramos más cómodos, porque hemos debido desarrollar dos identidades, al menos, que quizá lleguen a corresponderse con dos personalidades ¿opuestas, complementarias?
Todas estas reflexiones, que no conducen a ningún puerto seguro ni a ninguna receta sanadora, nacen a partir de la cruda certeza de que el mundo educativo ha sido sacudido por el terremoto desestabilizador de internet y de las redes sociales. En el curso "Educación conectada en tiempo de redes" nos dan unas estadísticas que no por supuestas y asumidas, dejan, como decía al principio, de sorprender. Especialmente me fijo en el uso que los alumnos hacen de las redes sociales y sus resultados solo confirman la realidad. Un dato: por primera vez doy clase a alumnos de 1º de ESO, a los que pensaba ingenuos y destecnologizados. Pues bien, todos hacen los deberes que les mando para casa en común, a través de su grupo de WhatsApp, ¡toma ya!, eso sí que es educación conectada, y no otras gaitas.
Hola Carlos!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho una de la fotografía que incluyes en tu entrada. La primera en la que dos personas charlan tomando un café. Cierto es que ahora cuando se da ese café, algunos terminan o terminamos usando móvil también... Cambios en la formas de hacer...
Y sí, efectivamente nuestros alumnos están muy conectados.
Gracias por tu reflexión.
Saludos